Pautas de acceso a la ciudad. El problema de los espacios verdes públicos en San Isidro

Resumen ejecutivo

  • El municipio de San Isidro tiene solamente 2,29 m2 de EVP por habitante, quedando muy lejos de los 9 m2 mínimos recomendados por la OMS.
  • La magnitud de los espacios verdes privados, asociados a emplazamientos de gran tamaño tales como el hipódromo, clubes de golf, náuticos, barrios cerrados y countrys, entre otros, dan cuenta de que el ideal de “ciudad verde” solo se construye a través del destino privado de la tenencia.
  • El nivel de segmentación en el acceso al río por parte de los cuatro barrios colindantes con dicha área verde como lo son Béccar, Acassuso, San Isidro y Martínez, registran una pauta de distribución preferencial en el ingreso en torno a los últimos dos.
  • Entre Béccar y Martínez, localidades de similar extensión territorial y volumen de habitantes, pero de distinto nivel socioeconómico, se advierte una diferencia marcada en la superficie disponible de EVP, expresada en 70.334 m2 para el caso de Béccar y 128.404 m2 para la localidad de Martínez, es decir, casi duplicando el registro del primero.
  • Villa Adelina, registra en pocos EVP (2) la mayor disponibilidad de áreas verdes por barrio del distrito (225.812 m2). Esta desproporcionada concentración de los EVP es propia de gobiernos locales que no realizan una planificación urbana integral, respondiendo ésta, por vacancia intencionada, a las lógicas impuestas por el mercado en torno a los usos del suelo.
  • La accesibilidad a los EVP queda sujeta a las posibilidades de los vecinos mediante vehículos particulares, lo que refuerza una concepción de ciudad privada, ya no solo en las formas de tenencias de suelo de los espacios verdes, sino también en las formas de acceso. La gran mayoría de los EVP del distrito se encuentran bajo la condición de “Muy baja accesibilidad”.
  • Aquellos EVP más alejados de las paradas de transporte público corresponden a barrios populares. Esto, demuestra la falta de integración que se ofrece entre el adentro y el afuera de estos barrios, expresando pautas de segregación urbana al interior del municipio.
  • Existe una falta de EVP en las zonas más populares del distrito, como es principalmente el caso de Béccar. En cuanto al  derecho al río, se encuentra supeditado, por su disposición geográfica y urbana, al ingreso a pie debido a la complejidad de acceso con vehículos particulares y lejanía con transportes públicos. Dicha zona se configura, por los patrones socioeducativos observados, como un enclave para la clase acomodada del distrito.

 

Introducción

Las áreas verdes en entornos urbanos constituyen un componente de vital importancia en el desarrollo de ciudades sustentables, sostenibles e inclusivas. Asimismo, son un factor preponderante en la mejora de la calidad de vida de los habitantes, en función de los beneficios asociados a la salud y el bienestar que reportan. Estimaciones de organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) fijan un parámetro mínimo de espacios verdes públicos por habitante en torno a los 9 m2. A los fines del presente informe, el municipio de San Isidro como caso testigo lejos se encuentra de esa medida estándar, promediando en su conjunto 2,29 m2 de áreas verdes por habitante.

Por otra parte, la vacancia de información relativa a espacios verdes por parte de organismos públicos impide una gestión y planificación coordinada de dichas áreas, así como la ponderación de su favorable impacto en el cotidiano de las y los vecinos del distrito. Desde ese marco, este trabajo está pensado como un aporte destinado a la formulación y sistematización de nuevos datos vinculados a espacios verdes públicos.

El mapeo georreferenciado de la infraestructura verde sanisidrense – en aspectos tales como superficie, distribución y accesibilidad  – permite indagar el rol de la administración local en el ordenamiento urbano del territorio. Asimismo, constituye una clave para abordar la dimensión social contenida en la comprensión de las áreas verdes públicas, referidas a pautas de acceso diferenciadas en función del grupo social analizado.

En relación de continuidad, dicho enfoque posibilita una mirada integral atenta a la asimetría registrada en materia de infraestructura verde por barrio. En efecto, el informe da cuenta de una imagen desigual del territorio sanisidrense con localidades que registran, en paralelo, altos y bajos grados de concentración relativa de áreas verdes, evidenciando marcados contrastes al interior del municipio.

En suma, este documento intenta reponer información acerca de un distrito equiparado como estándar de «vida verde», mientras que la evidencia demuestra que ese ideal sólo es posible componerlo desde el espacio verde privado, ya que los espacios verdes públicos de acceso universal son escasos y dispersos, con marcados problemas de accesibilidad para la mayoría de los habitantes de San Isidro.

Planteo del problema 

El uso de los espacios verdes del distrito sanisidrense ha sido históricamente objeto de disputa. La especulación inmobiliaria en el marco de la revalorización del suelo urbano junto al rol de la administración local en los destinos de la tenencia, encontraron en múltiples oportunidades un contrapeso fundamental en la organización vecinal, configurando una tensión dinámica entre el fin público o privado de dichos espacios. 

Desde ese marco, la mirada que orienta este informe comprende estos últimos en cuanto territorialidades en las cuales se implican factores de índole socioeconómica y política, además de criterios de planificación gubernamental. En efecto, por fuera de su dimensión ambiental y ecosistémica, nos interesa indagar la distribución de los espacios verdes al interior del entramado sanisidrense en pos de analizar el acceso diferenciado de las y los vecinos del distrito.

Objetivos

A propósito de esta problemática, el presente informe tiene por objetivos:

  1. Realizar un mapeo georreferenciado de los espacios verdes (EV) de San Isidro de acuerdo a su tipología, número y usos sociales particulares.
  2. Examinar la superficie, acceso y movilidad de los sanisidrenses hacia los espacios verdes públicos (EVP) con foco en su distribución por barrio.
  3. Analizar la configuración territorial de los EVP con foco en el perfil sociodemográfico de sus habitantes.

 

Justificación

La elección del municipio de San Isidro como caso de estudio se fundamenta en una serie de aspectos: como se abordó en trabajos recientes[1], el boom de urbanizaciones cerradas en la década del ´90 produjo, además de la configuración de nuevas pautas de habitabilidad en el área metropolitana, la revalorización del suelo urbano al interior del distrito y con ello, el destino potencial de la tenencia. Esta lógica dio lugar a una cesión cuando menos significativa de terrenos para uso privado, expresado en el crecimiento exponencial de conjuntos habitacionales residenciales, caracterizados por la posesión de zonas parquizadas de gran extensión para sus ocupantes. En el caso de San Isidro, en el período comprendido entre 1991-2001, los conjuntos habitacionales privados se incrementaron más de 14 veces en tan sólo el transcurso de una década. En función de ello, esta dinámica socio urbana habilita un interrogante en torno a la importancia concedida a los espacios recreativos de uso público al interior del distrito. 

En segundo lugar, otro elemento que sustenta la selección del municipio refiere al incumplimiento normativo asociado al registro formal de barrios privados en San Isidro. En función de dicho subregistro,  es posible inferir posibles omisiones del Código de Ordenamiento Urbano correspondiente.

Por último, el relevamiento de demandas vecinales vinculadas a espacios verdes en el municipio da cuenta de una innumerable cantidad de reclamos dirigidos a las autoridades locales por el uso social de los predios. Entre ellos es posible enumerar el Golf de Villa Adelina, parte de los terrenos del Jockey Club, el ex predio de Obras Sanitarias, la Costa de San Isidro, entre otros. En efecto, dicho contexto histórico – geográfico refleja una problemática local prioritaria para las y los vecinos del distrito, susceptible de ser complejizada desde la incorporación de nuevos datos para su comprensión.

Marco general

Para comenzar, una pauta orientadora de la importancia de las áreas verdes se encuentra asociada al reconocimiento de un umbral mínimo por habitante, fijado en 9 m2 por la OMS. Si bien esta medida está sujeta a discusión, la estimación de m2 por habitante constituye una unidad de referencia útil para analizar, de forma comparada, la superficie de áreas verdes por habitante en cada una de las localidades del distrito.

En segundo lugar, la literatura especializada en la temática que incorpora el mapeo georreferenciado de espacios verdes es de por sí escasa, pero aporta otro criterio de referencia para el análisis. En este punto, en consonancia a los patrones utilizados por la Unión Europea, se reconoce como medida estándar un mínimo de 5.000 m2 de superficie – es decir, media hectárea – para reconocer un espacio verde público abierto como tal. 

En base al empleo de la base de datos georreferenciada OpenStreetMap, el criterio operativo que orienta el presente informe incorpora, de forma ampliada, espacios verdes de alta, mediana y pequeña extensión[2] tales como boulevares, plazoletas, corredores, entre otros. La selección de estos últimos se fundamenta en el impacto socio-ambiental asociado a la morigeración de los efectos del calor, mejora del aire, permeabilidad del suelo, además de los usos deportivos y recreativos habilitantes para la comunidad local. En este punto, es pertinente mencionar que la exclusión de EVP de baja extensión hubiera modificado sustancialmente la cantidad de metros cuadrados de áreas verdes por habitante en San Isidro, ya de por sí, significativamente inferior a la media registrada para aglomerados urbanos, como es el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En  efecto, si la muestra se hubiera realizado en función de una pauta de exclusión de las áreas verdes de baja densidad, San Isidro presentaría un promedio de m2 de áreas verdes per cápita cuando menos alejado del acceso igualitario a infraestructura verde como principio orientador del derecho a la ciudad.

Por último, además de la superficie y distribución de los EVP, otra de las coordenadas orientadoras del informe se vincula a las pautas de accesibilidad en relación a las áreas verdes del distrito. Aportes que permiten contextualizar este aspecto se vinculan a “La ciudad de los 15 minutos” impulsada por Carlos Moreno[3]. Enmarcada en un modelo de ciudad ecológica, referida a patrones de movilidad intraurbana de corta duración, promueve la disminución de los desplazamientos de las personas a los espacios de frecuentación del cotidiano, incluyendo entre ellos, las áreas verdes destinadas a la práctica social, recreativa, deportiva y cultural de la comunidad. Otra iniciativa impulsada por la ONG “10 Minute Walk”, utiliza esa métrica de tiempo como parámetro destinado a democratizar el acceso y disminuir la brecha social en materia de proximidad con los espacios verdes públicos.

Desde este marco, el presente trabajo emplea un criterio de movilidad extendido – es decir, no limitado a los desplazamientos a pie de las y los vecinos del municipio- vinculado a la cercanía de la población a medios de transporte público[4]. En este punto, el mapeo georreferenciado de la traza de recorrido de trenes y colectivos constituirá un vector de análisis que permitirá problematizar el grado de accesibilidad de los sanisidrenses a los EVP. Por su relevancia al interior del distrito, la costa de San Isidro constituirá un área de especial interés. 

Distribución espacial de Espacios Verdes Públicos en San Isidro

Una primera panorámica del distrito permite dar cuenta de tres patrones específicos en el análisis espacial del entramado urbano sanisidrense. En primer lugar, la magnitud de los espacios verdes privados al interior del municipio, asociados a emplazamientos de gran tamaño tales como el hipódromo, clubes de golf, náuticos, barrios cerrados y countrys, entre otros. Desde una perspectiva situada, atenta a la dinámica territorial de San Isidro, la importancia de las áreas verdes de uso público no puede ser ponderada sino a través de una mirada que correlacione la tenencia privada de áreas verdes de amplia extensión en el entramado urbano.

En segundo lugar, el nivel de segmentación en el acceso al río por parte de los cuatro barrios colindantes con dicha área verde costera como lo son Béccar, Acassuso, San Isidro y Martínez, registrando una pauta de distribución preferencial en el ingreso en torno a los dos últimos. Como veremos, otro criterio orientador del acceso diferenciado estará expresado en el bajo grado de movilidad a través de medios de transporte público en los restantes barrios del distrito.

Por último, el grado de asimetría en la disposición de espacios verdes públicos por localidad, dando cuenta de pautas diferenciadas en materia de infraestructura ambiental. Como veremos, en dicho universo coexisten desde barrios con EVP de superficie moderada en términos comparativos, pero en baja proporción (2) y de muy baja accesibilidad como el es caso de Villa Adelina, junto a otros que poseen mayor cantidad de EVP, con una accesibilidad moderada pero de baja extensión, como es el caso de Martínez.

En cuanto a las métricas asociadas a EVP del municipio es posible detectar, a través del análisis comparado, el grado de asimetría existente en materia de infraestructura ambiental, en función de la superficie y cantidad de áreas verdes  por localidad.

Por ejemplo, al analizar la comparativa entre Béccar y Martínez, localidades de similar extensión territorial (9,6 y 11 km2) y volumen de habitantes (61.066 y 66.064 respectivamente) pero de distinto nivel socioeconómico, se advierte una diferencia marcada en la superficie disponible de EVP, expresada en 70.334 m2 para el caso de Béccar y 128.404 m2 para la localidad de Martínez, casi duplicando el registro del primero.

Un caso particular es el de Villa Adelina, ya que siendo una de las localidades de menor extensión (4,5 km2) registra en pocos espacios (2) la mayor disponibilidad de áreas verdes por barrio del distrito (225.812 m2). Esta desproporcionada concentración de los EVP es propia de gobiernos locales que no realizan una planificación urbana integral, respondiendo ésta, por vacancia intencionada, a las lógicas impuestas por el mercado del uso del suelo.

En relación de continuidad, otra medida de referencia que permite complejizar el análisis se encuentra referida a la cantidad de m2 de EVP por habitante. Tomando este parámetro, la comparativa entre barrios como Béccar y San Isidro, caracterizados por un volumen de población (61.006 y 43.768 respectivamente) y nivel socioeconómico marcadamente dispar, expresan a favor del último una mayor disponibilidad de áreas verdes por habitante para las y los vecinos de dichos barrios.

Una segunda valoración está vinculada al mayor promedio de m2 de EVP por habitante en los barrios no adyacentes al río, expresado en los casos de Boulogne y Villa Adelina. Es posible inferir que esta dinámica se encuentra en menor medida asociada a una pauta de ordenamiento territorial, sino más bien supeditada a una lógica de mayor valorización del suelo urbano en los barrios aledaños al río, colisionando con el destino público potencial de las áreas verdes en desuso para las y los vecinos del distrito, como es el caso del ex predio de Obras Sanitarias situado en la localidad de Béccar. Como puede observarse en el mapa N° 1, el acceso público al río cercano a la frontera administrativa al municipio de San Fernando, no solo es menor que en la zona que linda con el municipio de Vicente Lopez, sino que es mayoritariamente privado[5]

Con todo, por fuera de las asimetrías registradas en la disposición territorial de los EVP al interior del distrito, San Isidro en su conjunto promedia un total de 2,29 m2 por habitante[6]. Desde una perspectiva comparada, estimaciones asociadas a la superficie de espacios verdes per cápita en la ciudad de Buenos Aires informan un promedio de 5,13 m2, significativamente por debajo del umbral mínimo por habitante fijado por la OMS en 9 m2, pero más de dos veces superior al registrado por San Isidro.

En suma, desde la comprensión de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como una extensión geográfica que cuadruplica (204 km2) la superficie total del distrito (52 km2), pero concentra casi 10 veces la cantidad de habitantes (2.890.151) que ostenta San Isidro (292.878), con arreglo al diferencial registrado en m2 por habitante es posible cuando menos matizar el imaginario de “ciudad verde” asociado al municipio. Más allá del contraste referido entre San Isidro y CABA en cuanto a los m2 de EVP per cápita, dicha disparidad se agudiza al analizar la falta de proximidad de la población a medios de transporte público, constituyendo un obstáculo en el acceso equitativo a las áreas verdes y costanera sanisidrenses. En relación al acceso al río, se observa como denominador común entre ambos el uso privativo, mayormente supeditado a la valorización del suelo urbano con fines inmobiliarios.

El problema de la concentración y el déficit de accesibilidad

A continuación, se establece una tipología en función de un criterio de proximidad de los medios públicos de transporte con las áreas verdes del municipio, lo que permite analizar las pautas de cercanía y movilidad a EVP al interior del territorio. De esta manera, la categorización de “muy baja accesibilidad”, “baja accesibilidad” y “moderada accesibilidad” será el parámetro con el cual se distribuyen los EVP en los distintos barrios del distrito. Es importante advertir que ningún EPV del distrito cuenta con una categorización de “alta accesibilidad”, refiriéndonos con ella a múltiples opciones de transporte público como sí puede darse en la Ciudad de Buenos Aires. En el distrito analizado, prima la accesibilidad a los EVP sujeta a las posibilidades de los vecinos mediante vehículos particulares, lo que refuerza una concepción de ciudad privada, ya no solo en las formas de tenencias de suelo de los espacios verdes, sino también en las formas de acceso.

Muy Baja accesibilidad

En este apartado el acceso a los EVP depende casi de manera exclusiva por vehículos particulares, teniendo las paradas de los medios de transporte públicos muy distantes. Es importante destacar que la mayoría de los EVP del distrito se encuentran bajo esta condición.

Esto no sería un problema si la distribución de los mismos se encontrará bajo una distribución equitativa en el territorio e integrados a las zonas urbanas. Esta falta de planificación deja al distrito lejos de un tipo ideal de ciudad verde de 15 minutos, donde los vecinos puedan acceder a pie a los EVP.

Por el contrario, como vemos en el mapa, uno de los EVP más importantes en extensión del distrito se encuentra aislado del corredor de transportes públicos, como un ejemplo más de la baja oferta de movilidad inter distrital destinada al acceso a áreas verdes de gran tamaño.

Uno de los impactos negativos de esto, aparte de la mencionada falta de accesibilidad, es el bajo aprovechamiento de las instalaciones, formando barreras temporales del uso, ya que el gasto del tiempo para el acceso suele ser una variable restrictiva.

Las limitadas posibilidades de ingreso a los EVP próximos al río representan un claro ejemplo del acceso restringido a la costa sanisidrense. Aquí, a la lejanía relativa del transporte público, se le suma el retiro y falta de integración de servicios de cercanía, falta de cartelería que permita identificar las mejores vías de llegada, en tanto factores facilitadores  del acceso ampliado al río por parte de los y las sanisidrenses.

Esto se profundiza en el corredor que va desde Acassuso hasta el límite con Vicente López. Al incrementarse la distancia con las principales vías de circulación, los corredores que conectan de manera interna los barrios del distrito con colectivos de línea quedan a una distancia mayor a un kilómetro.

Baja accesibilidad

Con una mejora leve en cuanto a la cercanía principalmente de los transportes públicos, encontramos EVP que se distribuyen en el territorio sin encontrar una relación aleatoria con su emplazamiento. En efecto, identificamos en el mapa segmentos de alto poder adquisitivo, como así también barrios populares, tales como villas y asentamientos.

Esto responde a una característica general del distrito asociada a su baja conectividad de transportes públicos, lo que se ve profundizado en la movilidad interna. En contraparte, la proximidad con la Avenida Centenario de los EVP, siendo una de las principales vías de circulación de San Isidro, suele aminorar las distancias y los tiempos de traslado.

Es pertinente aclarar que el espacio verde de mayor extensión relativa a los que aquí se encuentran visibles, ubicado sobre la Avenida Uruguay, no está contemplado en los cálculos de m2 del distrito, ya que es de propiedad privada. De todas maneras, su mapeo responde a que los vecinos le dan ese uso social. Por fuera de esta observación, este espacio no tiene mantenimiento de ningún tipo y está en muy malas condiciones.

Más allá de esta excepción, en este mapa coinciden EVP que se encuentran dentro de barrios populares, o con una proximidad inmediata, y otros que no cumplen esa característica, encontrándose emplazados en barrios tipificados como “clase media”. En términos de acceso a la ciudad, aquellos que se encuentran mejor conectados con la circulación de transportes públicos son los que están al borde de la Avenida José Ingenieros, refiriéndonos particularmente a los boulevares ubicados en una zona residencial de Béccar. Por otro lado, aquellos más alejados de las paradas de transporte público pertenecen a barrios populares, como es el caso mencionado anteriormente de la Avenida Uruguay o la Plaza 12 de Octubre sobre la Avenida Tomkinson, en la entrada de villa La Cava.

En este punto, además de repensar patrones de acceso a la ciudad, es pertinente fomentar pautas de movilidad intraurbana más inclusivas, enmarcadas en un modelo de ciudad sustentable desde el cual morigerar el impacto ambiental asociado al uso de  automóviles particulares , transicionando a esquemas de movilidad urbana con mayor uso del transporte público y empleo de la bicicleta como medio de movilidad alternativo. En este sentido, la política pública local debe cumplir un rol preponderante en dicha transición, desde el estímulo a un esquema sustentable, asociado a dinámicas de movilidad de bajo impacto.

Retomando, dicha restricción de acceso a la ciudad, demuestra la falta de integración que se ofrece entre el adentro y el afuera de estos barrios populares, expresando pautas de segregación urbana al interior del municipio. De esta manera, los EVP no cumplen una de sus funciones sociales centrales, como lo es la integración social y el intercambio ciudadano. Esto ocurre con dos dinámicas simultáneas, los EVP próximos a los barrios populares solo son usados por la población que habita estos barrios, mientras que, de manera inversa, la ocupación de los EVP en zonas residenciales son ocupadas por sus vecinos. Claro está, que un entramado de servicios de transporte público que conecte los barrios no termina de resolver de manera automática esta dinámica socioterritorial, pero la falta de planificación en materia de transporte local agudiza esta problemática.

Moderada accesibilidad

En este caso, el incremento de accesibilidad se da por dos factores urbanos. Por un lado, la cercanía a avenidas principales y la proximidad con centros comerciales.

Esto no responde necesariamente a una planificación urbana del emplazamiento de los EVP, sino a dinámicas urbanas propias de la coexistencia del sector privado de servicios y el mercado inmobiliario. Aquí la mayor oferta de servicios comerciales y de transporte no se sostiene desde una búsqueda igualitaria de acceso a la ciudad, sino por el contrario, se rige por los intereses privados en ausencia del Estado municipal.

Desigualdad socioeconómica y EVP

En este apartado se utilizaron los datos del Censo Nacional de Población, Vivienda y Hogares de 2010, utilizando la variable de máximo nivel educativo alcanzado, para observar cómo se distribuyen en el territorio las personas que alcanzaron los estudios universitarios (completos e incompletos), en tanto indicador estable de estrato socioeconómico, no solo apelando a los diferenciales de ingreso que se le desprenden, sino también a las prácticas culturales propiamente dichas. De esta manera, se superponen en los mapas siguientes la ubicación de los EVP en relación a los diferenciales socioeconómicos de la población del distrito.

Lo que se observa en primera instancia es una falta de EVP en las zonas más “populares” del municipio, como es principalmente el caso de Béccar; por otro lado, una sobrerrepresentación de áreas verdes en Villa Adelina y por último, un acceso “de clase” al río, mayormente concentrada en Martínez. En relación a la localidad de Béccar, es oportuno mencionar las asambleas vecinales realizadas en torno a la creación de un parque público en el área verde en desuso ubicada en el ex predio de Obras Sanitarias como un reclamo de la comunidad sanisidrense aún vigente.

Zonas de altos ingresos

Tal como se observó en el apartado anterior, mientras que el derecho al río se encuentra supeditado, por su disposición geográfica y urbana, al ingreso a pie debido a la complejidad de acceso con vehículos particulares y lejanía con transportes públicos, dicha zona se configura, por los patrones socioeducativos observados, como un enclave de clase del distrito.

Zonas de bajos ingresos

En efecto, pautas de acceso restringido a las áreas verdes de San Isidro -como en el caso anteriormente observado- asociadas, entre otros aspectos, a la vacancia de EVP de cercanía en las zonas más postergadas del distrito, en ocasiones decantan en el agenciamiento vecinal y uso comunitario informal de espacios verdes, como es el caso del predio de la Av. Uruguay, que como se mencionó anteriormente es de propiedad privada.

Profundizando, la comunidad resuelve de manera autogestiva la ausencia del estado en la planificación urbana y acceso a EVP para los sectores que ven sus derechos económicos vulnerados ( «DESC» Derechos  económicos, sociales y culturales).

El contraste socioeconómico que se presenta entre los Barrios de La Horqueta y Villa Adelina, está igual de correlacionado con el uso del Golf como EVP, dejándolo como el barrio con mayor cantidad de m2 por habitante. Esto se encuentra sujeto al valor del suelo y sus diferenciales marcados con Panamericana como frontera de ello. Es decir, no es mera coincidencia que el valor del suelo más bajo del distrito contenga la mayor extensión de m2 de EVP.

En contraparte, en La Horqueta no existen EVP debido a que las áreas verdes del barrio constituyen zonas parquizadas de gran extensión emplazadas en conjuntos habitacionales residenciales de carácter privado.

Consideraciones finales

Como hemos observado, los espacios verdes públicos en entornos urbanos constituyen un factor fundamental en la promoción y sostenimiento de un estándar de vida saludable en las ciudades. Partiendo de esa premisa, el presente informe ha analizado la disponibilidad y accesibilidad de la infraestructura ambiental del distrito, desde una mirada atenta a su desagregación barrial, con la finalidad de contrastar posibles asimetrías entre las localidades de San Isidro.

En base al mapeo del municipio, se dio cuenta de una configuración territorial marcadamente dispar, signada por un alto grado de asimetría en la disposición de espacios verdes por localidad, lo que habilitó nuevos interrogantes en torno a criterios de planificación local, junto a sus posibles implicancias en lo referido al acceso diferenciado de grupos sociales a las áreas verdes sanisidrenses.

Esto se presenta como una paradoja, ya que desde los discursos de la esfera pública el distrito es reflejado como una “ciudad verde”. Lejos de este imaginario, los datos muestran que los espacios verdes presentan mayoritariamente barreras de acceso de dos tipos; por un lado, la falta de EVP en determinados barrios dejan librado el uso recreativo de estas áreas, vía tenencia privada de la tierra para los sectores medios y en ocasiones, mediante el uso social informal para sectores populares. Por otro lado, la falta de conectividad urbana con medios de transporte públicos deja que dicha infraestructura verde no se presente como una opción de ocio para la gran mayoría de los vecinos. Estas barreras refuerzan una forma de uso de los espacios públicos doblemente privatizada, en donde la tenencia del suelo en sí misma y la falta de medios de acceso a áreas verdes públicas, quedan  a merced de las posibilidades particulares de los individuos.

Esta arista fue abordada en función del nivel educativo, como variable representativa del estrato socioeconómico de la población, asumiendo en la dinámica particular del entramado urbano de San Isidro dos patrones diferenciados; por un lado, un acceso privilegiado al río fuertemente concentrado en los barrios de mayor poder adquisitivo. Desde la comprensión de la costa sanisidrense como área verde neurálgica al interior del municipio, el análisis de la traza de recorrido de trenes y colectivos dió cuenta de la falta de medios de transporte público, registrando zonas con un radio promedio superior a 1 km del río. A su vez, verificamos patrones de acceso privilegiado a la costa, con fuerte prevalencia en los barrios de San Isidro y Martínez.

En segundo lugar, una vacancia de espacios verdes públicos en las zonas postergadas del distrito, encontrando como correlato el uso social, vía agenciamiento vecinal, de predios no destinados para tal fin. En base a dicho diagnóstico, se impone la planificación local orientada a la adecuación funcional de dichos predios para el uso público de las y los vecinos de estos barrios.

Para finalizar, se evidencia la cohabitación de conjuntos residenciales privados con zonas parquizadas de uso exclusivo de gran extensión, junto a barrios populares que reflejan una falta de integración urbana, expresada – entre otros aspectos – en pautas tales como la falta de proximidad con áreas verdes y de medios públicos de transporte como mecanismo de movilidad compensatorio de esa carencia.

Concluyendo, más allá de las particularidades identificadas a partir de los contrastes socioeconómicos observados, los EVP de San Isidro son escasos y se encuentran inaccesibles para la gran mayoría de los vecinos. Esta problemática encuentra explicación principal, aunque no excluyente, en una planificación urbana pensada a partir del crecimiento exponencial del destino privado del suelo, fundamentalmente asociado a emprendimientos inmobiliarios de alto impacto. En esta misma línea, esa visión de ciudad no contempla el carácter virtuoso de un entramado socio-urbano integrado e igualitario, ni la importancia de la voluntad política en la consecución de una ciudad asequible y accesible para todos y todas.

 

Notas

[1] “Habitar la ciudad, disputar espacios”. Informe habitacional de San Isidro. Disponible en https://oidba.ar/informe/habitar-la-ciudad-disputar-espacios-informe-habitacional-de-san-isidro/

[2] Nota metodológica: Los mapas consignados en el presente informe están compuestos desde un dataset colaborativo, a través del empleo de la plataforma georreferenciada OpenStreetMap. El criterio operativo que orientó el mapeo de dichos espacios fue el uso social asignado a los mismos, (tal es el caso del predio de la Av. Uruguay informado más adelante), no simplemente el carácter público / privado formal de los emplazamientos. En razón de ello, el término “espacios verdes” consignado en los títulos de los mapas, engloba tanto el carácter público formal de los predios, como el uso socio recreativo informal de emplazamientos de tipo privado.

[3] Carlos Moreno (Tunja, 16 de abril de 1959). Urbanista y científico francocolombiano. “La ciudad de los 15 minutos” es un concepto de planeamiento urbanístico destinado al acceso a servicios y cobertura de necesidades de diversa índole de los habitantes de las urbes dentro de ese intervalo de tiempo, utilizando como parámetro de movilidad el traslado a pie o en bicicleta.

[4] A propósito de las pautas de movilidad al interior del distrito, en el informe “Pasaje del modelo recreativo a un modelo de movilidad urbana” se realizará el análisis georreferenciado de la red de ciclovías y bicisendas de San Isidro, desde el fomento de la bicicleta como medio alternativo de transporte y su favorable impacto en la consecución de una ciudad sustentable y sostenible.

[5] Repartiéndose principalmente entre barrios privados y clubes náuticos.

[6] Sin registrar espacios verdes como Reservas Naturales o áreas protegidas.