La economía bimonetaria en Argentina

En estas líneas plantearemos la idea de una transversalidad del crecimiento de la dolarización de la economía a partir de la década del 70 Este proceso ascendente no ha podido revertirse por los gobiernos posteriores al 2001 por su carácter sistémico. Si bien encontramos el origen en el primer programa neoliberal de la última dictadura cívico militar, también es necesario señalar que los diseños de política económica posteriores abonaron a la consolidación del proceso, que como veremos a continuación, presenta una multiplicidad de interpretaciones de funcionamiento ante la imposibilidad del cambio. En otras palabras, los distintos mecanismos empleados a partir de la década de 70 terminaron impactando en una acelerada dolarización parcial de la economía argentina. En esta línea, es importante comenzar revisando los antecedentes de política económica que llevaron a que el dólar sea un bien de interés público.

El origen

Podemos encontrar antecedentes del proceso de dolarización de su economía a partir de la década del 70. Una secuencia de factores relacionados que pueden explicar el origen de la reconstrucción de este proceso que ha continuado en constante alza hasta el presente. 

En primer lugar, hay que mencionar como hecho macroeconómico incidente a la crisis inflacionaria de 1975, conocida como “El rodrigazo”. En este año se inauguró un ciclo inédito de inflación mayor a tres dígitos, seguidas de fuertes devaluaciones de la moneda, lo que procuró un efecto rebote que desincentivaba el ahorro en pesos. Estas primeras crisis inflacionarias, que luego se convertirían en crónicas, fueron el comienzo del romance tóxico entre el dólar y la inflación.

Fuente: Indec

Con el golpe de estado, en 1976, luego de derrocar al tercer gobierno peronista, se comienza con la implantación de políticas económicas neoliberales comandadas por Martínez de Hoz como ministro de economía, quien mostraba a la inflación como uno de los problemas centrales a tratar. El plan económico promovía la adquisición de dólares a través de una batería de medidas tales como quita de las restricciones a la compra de divisas, la desregulación del sistema financiero y la dolarización del mercado inmobiliario. Esta última, se presenta altamente gravitante en este proceso, ya que hasta la actualidad persiste su funcionamiento, institucionalizando por ley la compra de un bien inmueble a través del dólar. A esto se le suma  que la compra de la vivienda – “llegar a la casa propia”- es de gran peso en el horizonte de deseos de amplias capas de la sociedad, con un fuerte peso simbólico, que influye de manera directa en la estrategia de ahorro y atesoramiento del excedente de las familias.  Estas medidas pusieron intencionadamente al dólar como un bien deseable, necesario y adquirible por primera vez para los actores económicos argentinos.

Continuidades e indexaciones

Ya en la década del 80, las consecuencias de la política económica de la dictadura cívico militar dejó un estado de situación complejo principalmente en términos de deuda. La relación entre restricción externa y dolarización comienza a mostrar su sentido, integrándose ahora como nueva capa de romances tóxicos, conformando un triángulo amoroso: Inflación, dólar y restricción externa.

Fuente: Indec

 A lo largo de este periodo, los ciclos de alta inflación seguido de fuertes devaluaciones fueron recurrentes y funcionales a un contexto macroeconómico desfavorable debido a la cesación de pagos de la deuda externa insostenible y heredada por el gobierno de facto. A la herencia de una abultada deuda pública, se le sumaba la estatización de la deuda privada – compuesta principalmente por grupos económicos nacionales- en moneda extranjera. Esto no permitió la toma de créditos en los mercados internacionales – los mismos carecían de liquidez- como una posible estrategia de estabilización de la restricción externa y el alto déficit fiscal, modelo conocido coloquialmente como “pedir deuda para pagar deuda”. El cuadro de situación que queda está caracterizado por una alta inestabilidad que concluyó con una crisis hiperinflacionaria sin precedentes, que aseveró la desconfianza en la moneda argentina, lo que ejerció como puente para que el dólar continúe ganando terreno.

El fin de los eufemismos

El menemismo le puso nombre y apellido al neoliberalismo con una batería de reformas estatales abocadas a combatir la inflación y priorizando la estabilidad en las cuentas fiscales. Destacaremos la privatización de empresas estatales como plan de obtención de divisas y la convertibilidad como política monetaria. Esto significaba la aplicación de una lógica de un peso igual a un dólar, es decir que cada peso que circulaba debía estar respaldado por un dólar y la devaluación de la moneda se prohibiría por ley. 

Este movimiento contundente iba a intensificar de manera inalterable la representatividad del dólar en la economía argentina, ya que la circulación y referencia a la moneda extranjera fue exponencial. Si la dictadura plantó la semilla, podemos decir que el menemismo cosechó la “rúcula”. En este caso, el mercado inmobiliario profundizó su dolarización viéndose ayudado por el sistema financiero local que otorgaba créditos hipotecarios en dólares. No solo la transacción del bien inmueble se ejecutaba en dólares, sino que la deuda contraída y la moneda de su cancelación mensual en carácter de cuota era en dólares. Por otro lado, la lluvia de bienes importados en desmedro de la industria nacional-proceso que ya había tenido incursión con Martínez de Hoz- daba una centralidad no sólo subjetiva, sino de suma importancia en el funcionamiento del entramado económico. Si deberíamos encontrarle nombre a la instalación definitiva de la dolarización como problema, sin duda ese sería “convertibilidad”. 

Ahora bien, ¿Qué ocurrió después del 2001? ¿Por qué sigue siendo un problema hasta el día de hoy?

La paradoja

Como es de público conocimiento, en diciembre de 2001 y luego de la crisis más importante de la historia política, económica y social del país, Argentina sale de la convertibilidad. Luego de un proceso de reactivación económica llevado a cabo por el Gobierno de Néstor Kirchner, se logra una renegociación de la deuda cumpliendo con los vencimientos de pago del FMI. 

*Fuente: Indec

Entre 2003 y 2008, Argentina tuvo un crecimiento de su producto de manera continua sosteniendo superávits gemelos de balanza comercial y fiscal. 

  Por otro lado, la existencia de una industria en proceso de recomposición que no logra sustituir importaciones, no solo de productos finales, sino principalmente de insumos industriales en ramas que lideraban el crecimiento económico -la industria automotriz y tecnológica-. Asimismo,profundizado por la ausencia de cambio estructural en el perfil de especialización e inserción internacional de la industria argentina y una matriz energética altamente deficitaria, nuevos -y viejos- emergentes estructurales consolidaban la dependencia del dólar. 

A este panorama de alta demanda industrial de dólares, se le sumaron el creciente -y ya hasta entonces elevado- giro de utilidades de las empresas de capital extranjero a sus casas matrices, asociado a la fuerte extranjerización de los capitales que había iniciado en los 90; su histórica y baja propensión a la inversión a pesar de sus altísimas ganancias, no hacía más que tensionar y sumar actores actores a este romance. Por último, pero no menor, la fuga de capitales fue la gota que rebalsó el vaso ya que en 2011 este ítem registró un pico que representó más de 21.500 millones de dólares terminando de comprometer las reservas del Banco Central.

Aquí es donde la dolarización se convierte en una paradoja por dos motivos. El nuevo modelo de acumulación que presentaba una ruptura ideológica con el menemismo se encuentra con el problema de la dolarización de la economía a través de otro botón del control de mando que comenzaba a titilar.  Controlar la dolarización en esta lógica de los gobiernos kirchneristas, más precisamente el primer mandato de Cristina Fernández, fue una búsqueda de aplacar la restricción externa reinstalando una política de control de cambios conocida como “cepo”, pero esto funcionaba como parche para que el aire haga presión en otro lado y vuelva a pinchar la rueda. 

A continuación, daremos una revisión sobre algunas corrientes de pensamiento que intentan explicar el fenómeno y plantear nuevas preguntas.

¿Cómo explicar la dolarización en la economía argentina de la posconvertibilidad?

La corriente neoclásica, sostiene que la dolarización se da por una relación de medios y fines, es decir que el crecimiento de activos dolarizados en la posconvertibilidad y el incremento del dólar como medio de ahorro fue una efectiva búsqueda de maximizar ganancias de parte de actores con información completa. El problema de esta tesis, es que si los actores tenían información completa acerca de medios de ahorro su decisión no fue la más racional, ya que se ha demostrado que tras la caída del 1=1 los medios alternativos de ahorro vía sistema financiero superaban los márgenes de rentabilidad que el resguardo del dólar. Un estudio realizado por los economistas Malic y Asiain, comparó los rendimientos nominales entre 2003 y 2012 de tres maneras de ahorro, en donde las acciones de empresas líderes eran de un 330%, los plazos fijos un 114% y la apuesta por el dólar sólo un 70% (si se recurría al mercado paralelo)

La explicación culturalista

También encontramos una explicación culturalista del proceso de dolarización en Argentina, resaltando el plano simbólico por encima de otras categorías, en donde la acción económica queda circunscrita a la influencia de valores culturales enraizados en Argentina con una fuerte preferencia y fascinación por el verde de sus billetes. Estas posturas recaen sobre la interpretación de que existe una “patología psicológica”, una suerte de fascinación extrema que no permite tomar decisiones racionales a los actores económicos. En otras palabras, ven a los sujetos como fanáticos.

  Resulta complejo dar una vasta explicación desde este punto de vista, ya que como hemos visto el proceso de dolarización en Argentina ha sido de manera muy acelerada y corto en términos históricos, comenzando en la década del 70 con este proceso.

Sin lugar a dudas no se puede comprender el proceso de dolarización como un hecho económico aislado de la sociedad como propone la economía neoclásica y tampoco como un hecho cultural idiosincrático –o patológico- aislado del plano económico como se propone la tesis culturalista, sino que ambos planos se encuentran imbricados. 

La dolarización en Argentina es un proceso de carácter corto en términos históricos y con una alta aceleración e incremento constante, en donde el abordaje del mismo debe tener el rigor teórico y conceptual que logre abarcar el problema, tanto para comprenderlo, como para poder llevar adelante investigaciones pragmáticas que orienten un retroceso en los niveles de crecimiento, ya que el mismo golpea al centro de uno de los problemas históricos de la estructura macroeconómica argentina: la restricción externa. Desde la teoría del espejo retrovisor, sabemos cuándo y cómo comenzó y se aceleró, pero no sabemos cuándo podrá revertirse.

 

Bibliografía consultada

Basualdo, Eduardo (2003): “Las reformas estructurales y el Plan de Convertibilidad durante la década de los noventa. El auge y la crisis de la valorización financiera”, en Realidad Económica, Nº 200, Buenos Aires.

Beckert, Jens (2017 [2003]) “Sociología económica y enraizamiento ¿Cómo conceptualizar la acción económica?”, Papeles de Trabajo, Vol. 11, Nº 20

Canitrot, Adolfo (1983): Orden social y monetarismo, CEDES, Buenos Aires.

Canitrot, Adolfo (1992): “La macroeconomía de la inestabilidad. Argentina en los ochenta”, en Boletín Informativo Techint, Nº 272, Buenos Aires

Gaggero, Alejandro y Nemiña, Pablo (2013) “La dolarización del mercado inmobiliario en Argentina”, Mimeo.

Luzzi, Mariana (2013) “La moneda en cuestión: del estallido de la convertibilidad a las discusiones sobre el ‘cepo cambiario’”, en Pereyra, S; Vommaro, G. y Pérez, G. (ed.) La grieta. Política, economía y cultura después de 2001, Buenos Aires: Biblos.

Nemiña, Pablo (2017) “Incertidumbre, racionalidad intencional y expectativas ficcionales.La sociología de la acción económica de Jens Beckert”, Papeles de Trabajo, Vol. 11, Nº 20.

Nochteff, Hugo (1999): “La política económica en la Argentina de los noventa. Una mirada de conjunto”,en Época, Año 1, Nº 1,Buenos Aires.

Wainer, A y Belloni, P (2018): ¿Lo que el viento se llevó? La restricción externa en el kirchnerismo, en Shorr, M (coordinador) Entre la década ganada y la década perdida. La Argentina kirchnerista. Ensayos de economía política, Batalla de Ideas, Buenos Aires.